lunes, 30 de septiembre de 2019

Al rescate de las zonas francas colombianas



El gran reto que tiene Colombia en este momento en materia económica es disminuir el déficit de la balanza comercial que el año pasado llegó a US$5.200 millones, (casi 2% del PIB), debido a la reducción de precios de los productos minero-energéticos.

Hoy el país se encuentra en su peor momento en materia de cifras de comercio exterior: el año pasado exportamos US$19.000 millones menos que hace seis años y nuestro per cápita de exportación (sin minero-energéticos) es apenas una quinta parte del per cápita mundial. Exportar o morir, el lema del expresidente López Michelsen, se ha repetido de nuevo en los últimos meses.

Y es que esta coyuntura nos toma en un momento de reducción fiscal internacional: los Estados Unidos bajaron su impuesto corporativo hace dos años de 35% a 21%; el promedio de impuesto a la renta de los países Ocde es de 23,6%; el nuevo Presidente de México creó en diciembre pasado la zona franca de la frontera norte de 90.000 km2 con una tarifa corporativa de 20% y la mayoría de las 600 zonas francas de América Latina, en especial, las de Centro América y las del Caribe, tienen desde hace décadas una tarifa inamovible de renta de 0%.

La pregunta es ¿Cómo atraer nuevas inversiones y nuevas exportaciones de valor agregado dentro de esta coyuntura global?, ¿Cómo convertir a Colombia en un país atractivo para atraer nuevas empresas anclas en cadenas globales de valor con tan agresiva competencia internacional?

Es aquí donde las zonas francas colombianas juegan hoy un papel estratégico más que nunca, tornándose en nuestro principal y único mecanismo de atracción de inversión en productos y servicios destinados a los mercados internacionales.

Igualmente, son el más importante mecanismo hoy conocido en el mundo para atraer inversión manufacturera, logística y de servicios internacionales, utilizado por más de 135 países en el mundo, que genera 70 millones de empleos directos y canaliza el 40% del comercio internacional de mayor valor agregado.

Son además sedes de las nuevas impresoras digitales y los robots, de los nuevos y disruptivos procesos de comercio electrónico transfronterizo (e-Free Zones), de fabricación de vehículos, data centers, productos farmacéuticos y refinación de petróleo; es decir, todos aquellos sectores en los cuales Colombia hoy desea posicionarse.

En Colombia las zonas francas han canalizado las más importantes inversiones de la última década, que en conjunto representan US$17.000 millones y unas exportaciones que se acercan a los US$3.000 millones. De llegar a duplicarse estas cifras, se sobrepasarían incluso las exportaciones de carbón del último quinquenio.

En medio de toda esta coyuntura el Gobierno se ha visto obligado a reglamentar la ley de financiamiento, en cuanto a la liberación de la liquidación del IVA de las empresas de zona franca con las del territorio aduanero nacional.

La ley de financiamiento de diciembre del año pasado niveló el procedimiento de liquidación de IVA, entre los usuarios industriales ubicados en las zonas francas autorizadas antes del 31 de diciembre de 2012 y los que operen en zonas francas declaradas después de esa fecha.

La filosofía de la ley de financiamiento es buena: nivelar la metodología de la liberación de IVA entre usuarios de zonas francas nuevas y viejas, y entre unos y otros con los productores del territorio aduanero nacional cuando los bienes se destinan al mercado interno para evitar distorsiones innecesarias, esto es plausible.

Sin embargo, aquí nos encontramos frente a un doble reto: el de los procedimientos administrativos y el del cobro de un doble IVA que se deriva de las normas adoptadas.

1. Nuevos Procedimientos Administrativos

El 20 de septiembre fue expedida la Resolución 059 que reglamenta la nueva declaración especial de importación, la cual será tramitada por vía electrónica.

Esta norma que tuvo varios ensayos en grandes usuarios industriales de zonas francas, permite la salida de bienes con el formulario de movimiento de mercancías, debiendo el usuario de zona franca (o el comprador ubicado en el territorio aduanero nacional) presentar a más tardar a las 6:00 p.m., una declaración especial para todas las mercancías retiradas durante ese día, aun cuando estén amparadas por diferentes subpartidas arancelarias.

Así, deberá presentarse una declaración especial por cada uno de los niveles de IVA (5%, 16% y 19%), y de ella harán parte el certificado de integración y el formulario de movimiento de mercancías que corresponda. Por otro lado, se excluye de esta obligación la salida de mercancías excluidas o exentas de IVA.

2. Aspectos Fiscales

Las consecuencias de esta nueva declaración especial variarán de acuerdo al modelo operativo de cada usuario. Por ejemplo, si un usuario industrial de bienes nacionaliza las materias primas antes de su proceso productivo, estará sometido a un IVA intermedio, que deberá asumir antes de la salida del producto final al territorio aduanero nacional.

Otro escenario donde se reflejaría un doble pago del IVA, sucede en la adquisición de servicios, pues estos causarán IVA no solo al momento de su compra, sino también de forma indirecta al hacer parte de la base gravable para la liquidación del IVA en la presentación de la declaración especial.

Como consecuencia de lo anterior, se ha previsto que se generarán saldos a favor de los usuarios industriales de bienes que no podrán ser recuperados, toda vez que, al causarse el impuesto en dos oportunidades casi concurrentes, se pasaría en la práctica de una tarifa del 19% a una del 38%.

Este hecho, que se pasó por alto en la redacción del Oficio 10202208-0951 del 5 de septiembre expedido por la Dian, debe corregirse urgentemente, aceptando detraer el IVA causado, bien en la nacionalización de materias primas o en la adquisición de servicios, del IVA liquidado en la declaración especial.

De lo contrario, este IVA atrapado pulverizaría la competitividad de las zonas francas colombianas frente al resto de zonas francas de América Latina y frente a los productores de países con los cuales Colombia tiene hoy un TLC. El diablo está en los detalles.

El presidente Iván Duque en la asamblea de Analdex hace unas semanas, ofreció su total respaldo para impulsar y facilitar el mecanismo de las zonas francas en Colombia.

Fuente: larepublica.co

miércoles, 18 de septiembre de 2019

¿Qué significa para Colombia el aumento del precio del petróleo?


Tras los ataques ocurridos el pasado fin de semana en la mayor refinería de hidrocarburos de Arabia Saudita, principal productor de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), los precios del barril de crudo se dispararon.

Así, el barril de Brent –referencia de la que depende el valor del petróleo colombiano- aumentó el pasado lunes un 10,68 % hasta alcanzar los USD 66,43, es decir, su precio más alto en casi diez semanas.

Ante este panorama, la pregunta que muchos se hacen es “¿de qué manera la situación de Arabia Saudita afecta a Colombia, cuyas exportaciones dependen, en gran medida, del crudo?”.

A grandes rasgos, la subida de los precios internacionales del petróleo implica unos mayores ingresos para los países exportadores de este hidrocarburo, entre los que se encuentra Colombia.

De hecho, según cálculos realizados por el Ministerio de Hacienda y Crédito Público, por cada dólar que aumenta el petróleo, el país recibe cerca de $ 500.000 millones adicionales.

Sin embargo, esta no es una situación por la que Colombia deba desbordarse en optimismo. En primer lugar, hay que tener en cuenta que se trata de un escenario coyuntural, de manera que, en cuanto Arabia Saudita reanude su producción –y si no hay ninguna retaliación por parte de este país o de EE. UU., que incremente la tensión en la región–, la normalización de la oferta llevará los precios a niveles cercanos a los que se tenían antes del ataque.

Además, en línea con esto, no hay que olvidar que Estados Unidos cuenta con más de 645 millones de barriles de reserva que podría usar en casos de emergencia con el objetivo de abastecer el mercado petrolero a nivel mundial, lo cual sirve de amortiguador frente a este inesperado choque de oferta.

En ese aspecto, el secretario estadounidense de Energía, Rick Perry, dijo este martes en Viena que el presidente Donald Trump le manifestó que, si es necesario, libere petróleo de la Reserva Estratégica de Petróleo (SPR, por sus siglas en inglés) para compensar posibles interrupciones (de suministro). Sin embargo, considera que, de acuerdo con los datos de abastecimiento, confía en que el mercado permanezca bien abastecido.

Por otra parte, si la situación del país árabe se prolonga, podrían generarse efectos inflacionarios sobre la economía nacional, debido a que el incremento del precio del petróleo implicaría una subida en el combustible, cuya repercusión se percibiría en los costos de los principales productos que dependen de este. Es decir, mientras a largo plazo un mayor precio del petróleo le cuadra las cifras al Gobierno, los hogares e industrias locales verían erosionados sus ingresos y presupuestos.

Fuente:lanotaeconomica.com.co

jueves, 12 de septiembre de 2019

Sin fracking: ¿dólar a $5.000?



La ministra de Minas, María Fernanda Suárez, aseguró que sin fracking, el país sufriría una devaluación que llevaría el dólar hasta los $5.000. ¿Es cierta esta alarma?

El asunto es que el país está enfrentando a la posibilidad de perder la autosuficiencia petrolera. Ese escenario tiene hoy un plazo de aproximadamente 7 años para que se concrete. Al finalizar este período, si el país no hace algo para aumentar su nivel de reservas va a sentir dos golpes: primero, tendría empezar a importar el crudo necesario para cargar las refinerías y, segundo, va a perder los ingresos por exportaciones de crudo.

Así que el escenario planteado por la Ministra es posible bajo esas circunstancias: la oferta general de divisas para Colombia (con las que compra las cosas necesarias en los mercados internacionales que no produce su propia economía) se vería seriamente afectada.

La situación podría resultar realmente calamitosa. Solo algunos ejemplos. Si Ecopetrol tuviera que comprar el total del crudo en los mercados internacionales suponiendo un precio promedio de US$50 el barril, el año pasado habría tenido que destinar US$6.800 millones para cargar las refinerías de Cartagena y Barranca, con crudo importado.

Actualmente, el sector petrolero es el principal generador de divisas para Colombia. Según las cifras del Dane, en los últimos 20 años, las exportaciones de crudo y sus derivados le representaron al país US$257.862 millones. En 2013, el país logró su máximo histórico en exportaciones de petróleo al lograr US$32.485 millones y el año pasado, las exportaciones llegaron a US$16.800 millones.

El asunto en consecuencia es la oferta general de divisas para una economía como la colombiana: sin los ingresos por petróleo, el país tendría un duro golpe en el mercado cambiario que, es de esperarse, tendería hacia la devaluación del peso. Obviamente resulta muy arriesgado anticipar si esa devaluación llegaría hasta los $5.000. Pero lo que es cierto es que el dólar se dispararía de precio.

La pregunta que hay que hacerse es si Colombia dice no al fracking de dónde saldrán las divisas que reemplazarán las del petróleo. Hoy, las exportaciones no tradicionales representan US$14.800 millones aproximadamente. La apuesta debería ser, en consecuencia, duplicar este sector para lograr niveles superiores a los US$30.000 millones.

Sin embargo, eso exige de infraestructura que haga viable la oferta exportable de Colombia. ¿Con qué recursos se financiaría semejante transformación de la economía?

El fracking es una oportunidad para recaudar unos recursos que deberán destinarse a la transformación productiva del país. Dejar pasar esa oportunidad, nos pone frente a la inminencia del desabastecimiento de combustibles y el cierre del principal sector exportador que tiene Colombia en la historia reciente. Ese es un panorama preocupante.

Fuente: dinero.com

miércoles, 11 de septiembre de 2019

CAN aprueba norma que facilitará operaciones de comercio exterior




Los países de la Comunidad Andina Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú firmaron una decisión que actualiza la armonización de Regímenes Aduaneros, lo que permitirá facilitar las operaciones de comercio internacional en la región y hacerlas más eficaces y dinámicas.

La decisión establece disposiciones uniformes en materia de procedimientos aduaneros con un mayor grado de simplificación y armonización de los regímenes y operaciones que se realizan en las Aduanas de los cuatro países.

La norma actualizada armoniza temas comunes como facilidades y obligaciones de los operadores de comercio exterior, transmisión del manifiesto de carga, autorización para creación de depósito temporales, plazo de permanencia de las mercancías y se agregó el concepto de Zona Especial de Desarrollo Económico, entre otros.

OTRAS NORMAS APROBADAS

En la reunión de la Comisión, también se aprobó la decisión que permitirá que los productos elaborados en zonas francas se beneficien del Programa de Liberación andino, siempre que cumplan la norma de origen comunitaria, con lo cual se busca incrementar el comercio intracomunitario y elevar los niveles de competitividad de las empresas andinas en el mercado subregional frente a empresas de terceros países.

Asimismo, los países aprobaron extender el plazo para la entrada en vigencia de la Decisión 837 sobre transporte de mercancías por carretera, hasta el 26 de octubre del presente año.

PLAN DE TRABAJO DE BOLIVIA

Como Presidente Pro Témpore de la Comunidad Andina, Bolivia presentó la propuesta de su Plan de Trabajo para el periodo 2019- 2020, el cual está enfocado en tres ejes: Sistema Andino de Integración (SAI), integración comercial y social, acorde a las directrices de la Cumbre Presidencial Andina, realizada en mayo en el marco de los 50 años de la CAN.

Al respecto, el Secretario General de la CAN, Jorge Hernando Pedraza, agradeció a Bolivia por las propuestas y dijo que se trabajará conjuntamente en temas prioritarios como la creación del Consejo Consultivo de Nuevas Generaciones, la implementación del Plan de Seguridad Vial Andino con énfasis en temas como las placas únicas, licencias de conducir, medidas anti incendios y pruebas de alcoholemia para conductores, así como el impulso de la promoción de la igualdad de género en la Comunidad Andina.

Fuente: portafolio.co

martes, 10 de septiembre de 2019

La apuesta que tiene Canadá en convertirse miembro de la Alianza del Pacífico



La espera por ver a Canadá como el primer país del G7 en hacer parte de la Alianza del Pacífico se ha prolongado más de lo esperado. Hace tres años esta nación ingresó al bloque como observador, y posteriormente, en junio de 2017, llegó la invitación formal para que junto a Australia, Nueva Zelanda y Singapur comenzara el proceso para convertirse en estado asociado. Desde ese entonces se han desarrollado mesas de negociación que podrían concluir con un acuerdo antes de terminar el año.

Pero si bien los diálogos entre los gobiernos han tomado más de dos años, en buena parte por preocupaciones como las expresadas por el sector lácteo colombiano frente a las condiciones en las que competería con Nueva Zelanda, en el mundo empresarial los tiempos han sido distintos. Inversiones importantes han llegado desde Canadá a los países de la Alianza a través de diversos sectores, entre ellos el financiero.

En su más reciente entrega de resultados, correspondiente al trimestre terminado en julio de este año, el gigante financiero de Canadá, Scotiabank, reveló ingresos por casi $2 billones. En su reporte, las directivas destacaron el crecimiento mostrado justamente por sus operaciones en los países de la Alianza del Pacífico, donde recientemente se realizaron importantes adquisiciones e integraciones, incluidas las que tuvieron lugar en Colombia con las operaciones de Colpatria y Citibank.

“La banca internacional generó otro trimestre de crecimiento de dos dígitos. El negocio sigue centrado en integrar con éxito nuestras adquisiciones recientes. Continuamos viendo un fuerte crecimiento en los países de la Alianza del Pacífico, liderados por Chile y Perú”, señaló Brian Porter, CEO de Scotiabank.

Canadá hoy tiene una penetración bancaria del 100%, mientras que el promedio entre los países de la Alianza del Pacífico llega al 50%, siendo México el de menor desempeño (37%) y Chile el de mejor comportamiento (74%). Dichas cifras suponen un reto y una oportunidad de negocio para las entidades financieras que decidan participar en este mercado de 225 millones de habitantes.

La alternativa a EE.UU. y   China

Al igual que les sucede a muchos mercados, alrededor del globo los dos principales socios comerciales de Canadá son Estados Unidos y China. Sin embargo, a diferencia de lo que pasa en otras naciones, este país pasó de estar en el fuego cruzado a ser blanco de retaliaciones directas por parte del gobierno chino. Esto debido principalmente a la captura a comienzos de este año, en Vancouver, de la alta ejecutiva de Huawei, Meng Wanzhou, pedida en extradición por los Estados Unidos.

Con más del 62% de su comercio exterior centralizado en Estados Unidos y un 6% en China, la disputa entre los gobiernos de los presidentes de Donald Trump y Xi Jinping pone en riesgo a varios sectores de este país, por lo que en los últimos meses el trabajo de cara buscar la diversificación de los mercados ha aumentado.

En este sentido, la política de comercio exterior ha cambiado hasta en los títulos que se dan a las instituciones. Hoy, la cartera encargada de aumentar la inversión desde y hacia Canadá se conoce como el Ministerio de la Diversificación del Comercio Internacional. Desde allí, el ministro Jim Carr ha manifestado la necesidad de tener un acuerdo comercial tanto con la Alianza del Pacífico como con el Mercosur. “Canadá quiere buscar formas de profundizar y ampliar sus relaciones comerciales en todo el mundo”, ha dicho en reiteradas ocasiones el ministro Carr.

Solo en junio de este año, las importaciones hechas por Canadá sumaron US$50,2 billones, de acuerdo a las cifras suministradas por el departamento de estadísticas de ese país. Entre los integrantes de la Alianza del Pacífico, México es el que mayor intercambio comercial tiene con Canadá, sólo en junio sus ventas hacia este país sumaron US$1.861 millones, lo que lo posiciona al país azteca como su tercer socio comercial.

Mientras la bandera del proteccionismo se agita en Estados Unidos y el brexit pone a prueba la integración europea, desde Canadá se ve a México, Chile, Perú y Colombia como un bastión del libre comercio. Ahora solo resta esperar el fin del proceso que llevaría a una economía del G7 a ser miembro de la Alianza del Pacífico.

Fuente: larepublica.co

jueves, 5 de septiembre de 2019

“La guerra comercial redujo las exportaciones de Colombia en un 10%”: Analdex




Con un análisis a la incertidumbre de la economía colombiana frente a la guerra comercial existente entre China y Estados Unidos, inició la trigésimo primera edición del Congreso Nacional de Exportadores (Analdex) en Barranquilla.

El acto de instalación estuvo a cargo del presidente de la República, Iván Duque, el presidente de la Junta Directiva de Analdex, Ronald Bakalarz y el presidente ejecutivo de Analdex, Javier Díaz.

Además de referirse a las últimas declaraciones del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, el presidente Iván Duque se pronunció frente a la realidad de Colombia en materia comercial y tributaria.

“Solo en la última década, Colombia saltó a los acuerdos bilaterales de manera estratégica. No obstante, seguimos siendo uno de los países de América Latina con menor participación de las exportaciones como porcentaje del PIB”, sostuvo el mandatario colombiano.

El Jefe de Estado también reconoció a la Región Caribe como potencial comercial, por lo que destacó los avances que se han adelantado frente a las condiciones de navegabilidad en el canal de acceso al puerto de Barranquilla y la escogencia de un nuevo operador para Electricaribe.

“En un año el Gobierno ha tomado decisiones audaces: estamos próximos a ver salir la licitación que garantice la asistencia y dragado en el río Magdalena y el comienzo de un ciclo hacia la transformación de Eléctricaribe con la escogencia de un nuevo operador antes de que finalice el año”.

Además aseguró que se prevé que el país cierre el 2019 con un superávit fiscal primario de 0,6% del PIB. Destacó que “en un año se logró la mayor reducción del déficit fiscal desde que existe la regla fiscal en Colombia”.

De acuerdo con sus declaraciones, la proyección de crecimiento del país se orienta a un 3% y la inversión extranjera alcanza un 24%, pese al fenómeno migratorio por la crisis del vecino país.

“Aunque Colombia atraviesa la mayor crisis migratoria de América Latina y caídas en el precio del petróleo, somos un país resiliente que sigue siendo atractivo para la inversión porque creemos en el desarrollo empresarial”, aseguró Duque.

Por su parte, el presidente ejecutivo, Javier Díaz, se refirió a las consecuencias de la guerra comercial existente entre China y los Estados Unidos, asegurando que en Colombia, las exportaciones se han reducido hasta en un 10%.

Frente a la implementación de los estatutos tributarios ordenados por el Gobierno Nacional, considera que serán implementados en un tiempo aproximado de dos años, con lo que se espera reducir el tiempo de desaduanaje de contenedores, buscando la competitividad comercial.

Fuente: bluradio.com

martes, 3 de septiembre de 2019

Alza histórica en precio del dólar 'golpea' al transporte de carga en Colombia


Diferentes gremios del transporte de carga en el país aseguran que la tendencia alcista del dólar ha comenzado a preocupar al sector, por la incidencia negativa que tendrá sobre los costos operativos y, en especial, el programa de modernización del parque vehicular.

“El comportamiento del dólar le pega de manera negativa a los costos operativos del transporte de carga y su logística, porque sus efectos se trasladan a insumos como llantas, lubricantes y repuestos, que son importados en su gran mayoría", indicó el presidente ejecutivo de Colfecar, Juan Miguel Durán. 

Sin embargo, la mayor preocupación para el sector recae en el impacto que tendrá en el mediano plazo, en el costo de los combustibles ya que tienen una incidencia del 35%.

"A pesar de que el gobierno decidió mantener relativamente congelado el precio de los combustibles, en los próximos meses se verá el efecto negativo del alza en el dólar en el ACPM", advirtió Durán. 

Esto se debe a que la actual fórmula de fijación de precios de gasolina y diésel contempla, entre otros, el aumento en los indicadores internacionales de los refinados en el mercado de la Costa del Golfo (EE.UU.), que es el principal referente para Colombia, así como al ajuste en los valores del ingreso al productor del etanol que se utiliza en el biocombustible.

Por otra parte, el dirigente gremial aseguró que "el alza del dólar también tendrá incidencia en el programa de reposición y modernización del parque automotor de carga por carretera, pues los vehículos nuevos son importados".

Manifestó que esto complicará la situación para los pequeños transportadores, que son los directamente beneficiados con el programa anunciado recientemente por el gobierno, por lo que los gremios piden tomar algún tipo de medidas. 

“Podría ser una sustitución escalonada la cual nos permitiría contar con una alternativa en donde las empresas de transporte puedan vender al propietario individual un vehículo usado de un modelo más reciente (entre 5 y 10 años) y ésta, a su vez, pueda adquirir un automotor nuevo”, explicó el dirigente gremial.


En Colombia hay un número importante de vehículos de carga con más de 20 años que hacen parte del programa de reposición vehicular y aunque, no se tiene definido un tope de vida útil de estos automotores, hay quienes se inclinan porque el mismo sea de 15 años, acorde a la media de los demás países de la región.

Fuente: rcnradio.com

lunes, 2 de septiembre de 2019

Un dólar caro no es malo


La reciente depreciación del peso no es del todo mala para Colombia, al contrario muestra el verdadero valor de la economía local.


El marcado ascenso que ha tenido el dólar en los últimos días lejos de ser una tragedia para la economía nacional más bien empieza a reflejar los fundamentales de nuestra economía y revela las vulnerabilidades que existen en el frente externo y el desempeño del aparato productivo local.

Durante años y hasta la primera mitad de 2014 cuando los precios del petróleo empezaron a caer, el peso colombiano mantuvo una fortaleza artificial frente al dólar fruto de las tasas de interés reales negativas en Estados Unidos y Europa, así como de los elevados precios del crudo que se mantuvieron arriba de US$ 100 el barril. 

La fortaleza del peso en ese entonces no fue fruto de aumentos en la productividad del país, tampoco de tasas importantes de expansión, era fruto de una distorsión de los precios del dinero provocada por la respuesta que dieron los principales bancos centrales del mundo a la crisis financiera internacional de 2008 bajando sus tasas de interés a cero o casi cero por más de cinco años para tratar de reanimar sus economías. Y por otra parte al ciclo de precios altos de las materias primas que estuvo animado por el crecimiento de China e India, pero que como se ve, en algún momento tenía que moderarse a las tasas de crecimiento actuales del 6 % para China y cerca del 5 % para India.

Sin freno y sin impulso

Ese ciclo de dinero barato llevó a que volúmenes importantes de capital llegarán a las economías emergentes como Colombia y a que el endeudamiento en moneda extranjera fuera menos costoso que en las monedas locales, dado el diferencial de tasas de interés existente. 

Sumado a eso los sectores "ganadores" asociados a las materias primas se convirtieron en los mayores receptores de inversión, en contraste con los sectores agropecuario e industrial que tuvieron que competir con importaciones baratas financiadas con deuda e ingresos provenientes de exportaciones de materias primas. La competencia del sector productivo con importaciones baratas a causa del tipo cambio desalineado simplemente redujo la producción, con la contrapartida del aumento de importaciones de productos que fueron financiados con los flujos de capital que llegaban y con las exportaciones de materias primas. 

Una vez se corrigió el efecto distorsionador de las tasas de interés negativas ocurrió que los flujos de capital se reversaron desde el mundo emergente hacia las economías más seguras. Al mismo tiempo las cotizaciones de las materias primas absorbieron parte de la apreciación de dólar lo que contribuyó a que sus precios descendiera más, puesto que en el intercambio internacional un dólar más costoso implica entregar menos unidades para obtener el mismo volumen de materias primas.

Los buenos y malos negocios

Ahora el tipo de cambio está mostrando el verdadero valor de la economía nacional, algo que beneficia las exportaciones nacionales y reduce las importaciones de productos, en particular el agro puede verse beneficiado por la nueva situación, de igual manera la industria de autopartes, el sector textil, y de cuero y calzado, que fueron duramente golpeadas por la enfermedad holandesa que sufrió Colombia en ese periodo de tasas de interés internacionales bajas y precios altos de las materias primas. La mejor protección para los productores colombianos es una tasa de cambio que refleje la verdadera capacidad de la economía del país, no un tipo de cambio artificialmente fortalecido que es insostenible en el tiempo y que lo único que produjo fue incremento en el déficit comercial y desplazamiento de la producción local.

Habrá quien diga que ahora la capacidad adquisitiva en dólares de los colombianos se redujo, o que el PIB per cápita en dólares se contrajo, que la deuda externa vale más, y que el Gobierno o el Banco de la República deberían ejecutar alguna acción para suavizar el alza del dólar. Lo cierto es que esos y otros efectos negativos pueden ser corregidos reemplazando las emisiones de deuda en dólares por emisiones en pesos; con aumentos de la producción nacional; y reducción de las importaciones diferente a bienes de capital que no producimos; y el paulatino traslado de inflación a causa de los bienes transables en los precios al consumidor.

Fuente: dinero.com