miércoles, 24 de julio de 2019

¿Sí habrá suficientes dólares para Colombia? Los riesgos del creciente déficit externo


Si bien el gobierno canta victoria en el frente fiscal, las cuentas externas encienden las alarmas y muestran la enorme vulnerabilidad que tiene Colombia. El déficit comercial creció 76,2%, según cifras del Dane.

Entre enero y mayo del 2018, la balanza comercial colombiana tuvo un déficit de US$2.066 millones, cifra que no auguraba un buen desenlace. Al final del año, la mala noticia se confirmó: el saldo en rojo comercial del país fue de US$7.040 millones. Pero como toda situación es susceptible de empeorar, en 2019 las cifras encienden las alarmas, pues para el mismo periodo enero-mayo el déficit externo creció en un 76,2%, según cifras del Dane.

El panorama continúa gris, pues los ingresos que recibe el país por lo que produce son mucho menores frente a los gastos por concepto de compras al exterior, esto confirma que los colombianos insistimos en consumir más de lo que producimos.


La situación ha generado fuertes reacciones entre analistas económicos que hicieron críticas a la manera en que el Gobierno está administrando lo que se conoce como una situación de déficits gemelos: déficit fiscal y, paralelamente, déficit en sus cuentas externas.

El asunto para algunos es que mientras que se hace una estrategia poco ortodoxa para mostrar la salud de las finanzas públicas, por otro lado el déficit externo, cuya contabilidad no es posible administrar fácilmente, muestra que el país sigue yendo en una dirección preocupante de exceso de gasto.

Por ejemplo, el economista Marc Hofstetter plantea que para despejar el panorama fiscal, el gobierno usó tres estrategias. “Una dosis generosa de optimismo, otra de irrealismo y una, insólita, de creatividad contable”. Para él, la triquiñuela contable que utilizaron va en contra de las prácticas que recomienda el FMI para frenar el déficit, ya que la venta de activos públicos se registró como un ingreso, mas no como una forma de financiar el déficit.

A su vez, el analista y ex ministro de Hacienda, Guillermo Perry, en su columna expresó que “Fedesarrollo, Anif y ‘Portafolio’ ya advirtieron que con ello se violarían las normas contables del Fondo Monetario, según las cuales las ventas de activos constituyen una forma de financiar el déficit y no de reducirlo”.

Además, Hofstetter resalta un artículo del Plan de Desarrollo, al que no se le puso mucho cuidado durante la discusión y tiene más carga de profundidad de lo que se creía, pues el gobierno va a pagar unos gastos del sistema de salud con títulos TES, por lo que no aparecerán en las cuentas fiscales, dejándolos como un gasto “fantasma”.

Mientras que por el lado fiscal hay reparos a la estrategia del gobierno, por el lado externo se han encendido las alarmas, pues es claro que hay una tendencia no muy positiva, pues en teoría y en la práctica un país debe producir y exportar más de lo que importa. Aun así, la Viceministra de Comercio, Laura Valdivieso, afirmó que las cifras de las compras internacionales están explicadas por “la necesaria sofisticación de la industria nacional”, pues uno de los principales rubros de importación son bienes de capital, necesarios para que el aparato productivo incremente su capacidad instalada.

Sin embargo, lo que han advertido muchos economistas es que la dependencia del petróleo para generar divisas se puede convertir en un problema, pues las reservas apenas alcanzan para algo más de siete años. Ante la ausencia de otra fuente de divisas que mitigue el déficit al que hoy nos enfrentamos, la situación parece lucir desalentadora. El año pasado el déficit en cuenta corriente volvió por los lados del 4% del PIB y se espera que este año esa cuenta se siga deteriorando. La pregunta que queda en el aire es de dónde van a salir las divisas para financiar semejante hueco. El debate va a seguir, pues este es, junto con el desempleo, uno de los asuntos claves de la discusión económica en 2019.

Fuente: dinero.com