Cesar por completo el comercio interoceánico colombiano no era una opción viable. El país bloqueó todos los caminos náuticos con sus vecinos, pero no por eso dejó de recibir embarcaciones. “Se exceptúan del cierre de los pasos marítimos, terrestres y fluviales de frontera los siguientes: los tránsitos que deban realizarse por razones de caso fortuito o fuerza mayor y el transporte de carga”, reza el Decreto 412 de 2020, expedido por el Ministerio del Interior.
El Decreto 457 de este mismo año especifica que la medida especial tiene el objetivo de permitir la entrada de insumos que sirvan para atender la emergencia sanitaria, así como “bienes de primera necesidad (alimentos, bebidas, medicamentos, dispositivos médicos, aseo, limpieza de ordinario consumo en la población)” y todo lo necesario para producirlos. La norma aplica tanto para puertos públicos como privados.
Controles estrictos
La actividad comercial marítima, entonces, cumple un servicio especialmente vital para la población colombiana en tiempos de pandemia, tanto por mantener la economía a flote como por ofrecer servicios de primera necesidad.
“En medio de la emergencia por el COVID-19, el comercio exterior continúa desarrollando sus actividades en condiciones seguras y eficientes, cumpliendo con los protocolos de bioseguridad implementados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y por la Organización Marítima Internacional (OMI)”, afirma Deisy Mabel Rincón Rincón, abogada especialista en Derecho Marítimo y en Seguridad Social.
En estos momentos, la principal preocupación de los capitanes, marineros, inspectores y demás actores del sector es transportar las mercancías y víveres sin cometer un descuido, pues eso podría llevar a propagar aún más el virus. Los barcos de Colombia y del mundo deben ser cautelosos independientemente del puerto donde atraquen; la cuarentena se habrá levantado parcialmente en lugares como China o Italia, pero la pandemia aún está en pie.
Repercusiones
El comercio marítimo ha continuado, pero eso no significa que esté trabajando al tope normal y que no haya tenido pérdidas. De acuerdo con el Boletín Estadístico del Tráfico Portuario de la Superintendencia de Transporte, solo en el primer semestre de este año se evidenció una tendencia negativa en la cantidad de toneladas que llegaron a los puertos del país: -3,8 % con respecto al mismo período de 2019.
El declive afectó especialmente al Río Magdalena y la región Pacífica, que registraron caídas de -12,6 % y el -28,9 %, respectivamente. La región Caribe experimentó un leve repunte del 0,1 %, pero Cartagena se ubicó entre las ciudades más afectadas, con una disminución del -13,5 %.
Además de lo anterior, la abogada Deisy Rincón enfatiza que pueden presentarse problemas económicos relacionados con el rigor de las medidas sanitarias, puesto que “la carga debe descontaminarse, y este procedimiento conllevaría a la acumulación o represamiento de la misma. A esto se le suman la escasez de tripulación, las demoras con los trámites normales de procedimiento y verificación de la certificación; procesos que se realizan antes de que los insumos puedan ser embarcados, lo que podría provocar demoras o desviación de la carga debido a la pérdida económica del valor de la mercancía puesta a destino final, que los seguros no cubren”.
Fuente: eluniversal.com.co