martes, 12 de febrero de 2019

Aplazamiento Inaceptable



Luego de un terrible desastre en el que una avalancha acabó con la vereda bendiciones en esa carretera, el Gobierno Nacional de hace once años entendió y aceptó la necesidad de construir una vía decente que uniera a Buenaventura, donde está el puerto más importante de Colombia sobre el Océano Pacífico, con el centro del país. 



Allí, el centralismo y quienes pretendían desviar hacia el Chocó la inversión sobre el mar del futuro, se dieron cuenta del absurdo que se estaba presentando con esa oposición y aceptaron hacer la doble calzada que requería una de las vías más importantes para la economía nacional y de mayor congestión. Era un proyecto que entonces llevaba cincuenta años a la espera de que en Bogotá aceptaran esa realidad, y tomarán las decisiones que correspondían para llevar el progreso a la ciudad más importante del litoral Pacífico.

Durante diez años, la construcción de ese proyecto ha transcurrido entre la buena voluntad de los gobernantes y los tropiezos que ocasionan muchos de quienes desde los ministerios deciden qué obras acometer y cuáles aplazar. Once años después, a la vía Buga-Buenaventura le faltan cuarenta y cuatro de sus ciento diez kilómetros, las obras están a medio hacer y la incertidumbre vuelve a aparecer porque los funcionarios del Gobierno Nacional encontraron nuevas razones y argumentos para aplazar lo que debiera ser compromiso irrevocable del Estado colombiano con Buenaventura, con el Valle y con el Pacífico. 

Por increíble que parezca, quienes están a cargo de la infraestructura encontraron que se necesitan por lo menos dos años más para adjudicar las obras que faltan en el corredor vial más importante para el comercio internacional de Colombia. Y que sólo entonces se pensará en el inicio de los trabajos que, si no ocurre otra de aquellos inconvenientes que encuentra el centralismo, serán terminados en el año 2025.

Con razón, el Gobierno del Valle, los dirigentes privados y públicos y los ciudadanos del común consideran inaceptable esa posición del Gobierno Central. Aunque los kilómetros que faltan están en nuestro departamento, ello no puede llevar a pensar que se trata apenas de un reclamo aislado de una región.

La vía a Buenaventura es una prioridad nacional y no puede seguir expuesta a los aplazamientos y las dilaciones tan del gusto de quienes en Bogotá toman decisiones como esa. Y mucho menos que proyectos como ese, que repercuten en la economía de toda nuestra nación, sean aplazados de tal manera por la misma Agencia Nacional de Infraestructura que sólo seis meses antes había reiterado que seguía siendo de primera importancia. 

Tampoco parece claro que el cambio de gobierno implique modificar de un tajo las políticas en materia de infraestructura y aplazar lo que fue un compromiso solemne con el Pacífico colombiano, con los exportadores e importadores y con los transportadores de carga de todo el país. Por ello es necesario que el Valle, sus congresistas, sus autoridades y la dirigencia regional, reclamen la seriedad que necesita la vía Cal-Buenaventura para su terminación.

Fuente: elpais.com.co