La guerra comercial entre China y Estados Unidos abre nuevas oportunidades a la economía de Bogotá y el país. El envío de paquetes y la exportación de nuevos productos, la apuesta.
Toda guerra es una desgracia por sí misma, pero a veces estos sucesos se convierten en fuente de nuevas oportunidades, de semillas.
Y así son las guerras comerciales también. La más reciente y mediática es la que protagonizan por estos días China y Estados Unidos y que tiene al mundo en vilo por las consecuencias que puede traer para una economía global y vulnerable.
Sin embargo, no todo es nefasto en esta afrenta. Este cruce de ‘misiles’ cargados de aranceles entre los dos países que compiten por el liderazgo tecnológico mundial puede derivar en oportunidades para países de la periferia económica, como Colombia.
Es necesario aclarar que nuestro país no es ajeno a la onda expansiva de esta artillería aduanera, pero a diferencia de otras naciones, puede aprovechar e interpretar de mejor manera el contexto internacional para convertirse así en un ganador en medio de este reacomodo geopolítico.
La oportunidad
¿De dónde sale que Bogotá y Colombia pueden sacarle provecho a la guerra comercial que viven por estos días Beijing y Washington?
Una tibia recuperación de la economía mundial y el conflicto arancelario entre las dos mayores potencias del planeta tiene a la baja el tránsito mundial de contenedores por vía marítima.
En contraste, cada semana se están viendo más aviones que van y vienen por el mundo cargados de paquetes gracias al increíble desarrollo del e-commerce. Dos tendencias contradictorias difíciles de entender pero que denotan lo que está pasando en el mundo.
Todo eso pone a Bogotá frente a una oportunidad grande en la medida que está entre 2 y 8 horas de distancia de cualquier ciudad de los Estados Unidos (frente a las 14 horas que separan a China de Estados Unidos). Además, el país tiene el flete aéreo más bajo del mundo, después de Panamá.
Eso no quiere decir que todo lo que va en contenedor o barco terminará en la barriga de los aviones. Lo que explican los expertos es que el crecimiento de gigantes como Amazon o Alibaba, sumado a la guerra de bloques comerciales llevará a encontrar nuevas necesidades de distribución en países que hoy no están en el mapa de la logística.
¿Se acuerdan de Cristóbal Colón antes de descubrir América? Él estaba haciendo lo mismo hace siglos; buscando nuevas rutas para poder comerciar especias y otros bienes. El resto es historia.
Volviendo al siglo XXI hay buenas señales en Bogotá. El Dorado amplió su infraestructura aérea (que pasó de 50.000l a 250.000 m2) incluido el terminal de carga. Así mismo, se vive un buen ambiente para seguir moviendo algunos bienes por los aires.
Air France y KLM aumentaron sus servicios de carga en Bogotá y hace un par de meses aterrizó Ethiopian Airlines para mover carga hacia y desde Oriente y África.
“Desde hace un poco más de dos años, el transporte aéreo de mercancías desde Colombia muestra índices positivos (Fuente CASS: 2017 vs. 2016 +2%, 2018 vs 2017 +6%, en volumen), impulsado por la inversión realizada por el gobierno colombiano en el sector floricultor y por el crecimiento de las startups de frutas en el país”, explicó Enrique Falcón, director de Air France KLM Martinair Cargo para Suramérica.
La compañía exporta a Europa y otros destinos del mundo, además de flores, frutas como piña, pitahaya, uchuva y aguacate. Air France cambió en marzo de este año el A340 con que operaba su ruta de Bogotá, por un Dreamliner B787-900, generando mayor capacidad carguera en sus vuelos comerciales. Así mismo, KLM ha venido incrementando sus frecuencias, pasando de 2 a 5 vuelos semanales en 3 años, en la ruta Bogotá-Cartagena- Ámsterdam-Schiphol, el hub de flores más importante del mundo.
En medio de ese nuevo clima para las operaciones de transporte de mercancías por modo aéreo, el gobierno colombiano está negociando por estos días un acuerdo de cielos abiertos con Estados Unidos en materia de carga, lo que facilitaría mucho más el flujo de bienes en el Continente. El mundo se está achicando cada vez más.
Del mismo modo, el secretario de Desarrollo Económico de Bogotá, Óscar Berardinelli, explica que la capital no solo exporta por vía aérea flores, también viene aumentando la distribución de medicamentos, autopartes, polímeros, libros, cosméticos y hasta alimentos a base de cacao.
“El aeropuerto de Bogotá tiene una posición estratégica por su cercanía con Nueva York, México, Sao Paulo, Lima y Miami. Además, el país tiene 15 TLC vigentes y 46 conexiones directas internacionales. Eso hay que aprovecharlo”, dijo el funcionario distrital.
En el caso de los productos farmacéuticos, el managing director de DHL Global Forwarding Colombia, Kurt Schosinsky, explica que esta compañía estadounidense, presente en 220 países, distribuye desde Bogotá por avión a Centroamérica y a la Región Andina productos de este tipo de varios clientes y laboratorios.
“Colombia tiene cómo ser un jugador importante en distribución de mercancías, gracias a su red de aeropuertos y puertos. Sin embargo, es necesario trabajar en mejores sistemas de información y procesamiento de datos”, dijo Schosinsky.
Otro asunto interesante es que –según Martín Gustavo Ibarra, presidente de Araújo Ibarra & Asociados S.A.– Colombia es el país del mundo con la población más grande entre las naciones que tienen acuerdos de normas de origen con Estados Unidos.
Eso quiere decir que un producto con 65% de componente chino y 35% de manufactura local podría aterrizar en Estados Unidos sin ningún problema.
Las oportunidades ya están ahí. En una reciente feria de importaciones en China, Alibaba anunció que importará por cuenta del e-commerce US$200.000 millones en los próximos 5 años, una oportunidad de oro para las empresas de Bogotá.
La revolución
El comercio electrónico que cruza fronteras (cross border e-commerce) está revolucionando la tendencia del comercio exterior en el mundo.
De ser casi inexistente hace unos años, hoy tiene un valor de US$2,3 trillones, que representa 11% del comercio mundial. Y va a ser –según Martín Gustavo Ibarra– 35% del comercio mundial de acá a 3 años, pues su crecimiento es exponencial. Es un sector que avanza en US$500.000 millones cada año, suma que es la mitad de las exportaciones de América Latina.
Todo esto también está cambiando la forma cómo se mueven las cosas en el planeta. Un ejemplo de ello se vive en Seattle y Toulouse, donde están las casas matrices de Boeing y Airbus, respectivamente.
“La cantidad de despachos por vía aérea se expande de manera exponencial y permanente. El e-commerce es una importante oportunidad para nuestro negocio, ya que es una única forma fiable de transportar mercancías de un lugar a otro en pocas horas o días. Así mismo, los nuevos aviones de cuerpo ancho pueden llevar más carga. Así mismo, sabemos que tanto Boeing como Airbus siguen pronosticando crecimientos en las flotas de aviones de carga”, explicó Andrés Uribe, representante para Colombia de la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (Iata, por sus siglas en inglés).
Algunos países se vienen anticipando a las nuevas realidades. Solo en China se construyeron en pocos años 32 zonas francas dedicadas al e-commerce, mientras que Hong Kong acaba de inaugurar en su aeropuerto la mayor bodega disponible en el mundo para este tipo de negocios.
“El comercio electrónico crece tan rápido que supone una hipertrofia del transporte aéreo. Por decir algo, en 2017 el transporte de carga por avión creció 3 veces más que la rata de crecimiento del transporte por barco.
Para ciudades como Bogotá, que tiene el aeropuerto de carga más grande de América Latina, con 750.000 toneladas al año, significa un reto fantástico. El Dorado podría –sin mucho esfuerzo– duplicar su capacidad de carga y no solo promoviendo exportaciones bogotanas, sino también convirtiéndose en un centro de logística de redistribución internacional”, explicó Ibarra.
Otro atractivo es el valor de los bienes que se mueven por avión. Aunque por este sistema de transporte solo se mueve 1% de la carga mundial, estos bienes representan 35% del valor total del comercio global. Menos volumen más valor.
El catalizador
El otro planeta que se alínea en esa misma dirección tiene nombre propio: Amazon.
Con su nueva apuesta en Bogotá, se abre la opción para que este gigante de la tecnología tenga a Colombia como candidata para localizar un centro regional de distribución. De materializarse esa noticia, la posibilidad de convertir a Bogotá en hub logístico continental cobraría más fuerza.
Pero no solo Amazon facilita las cosas.
Las nuevas apuestas agroindustriales en el país, como frutas, aguacates y carnes podrían tener un asiento en las bodegas de carga de los aviones. Además, no solo Bogotá ha mejorado sus aeropuertos. Cartagena tiene planes para una nueva terminal, Cali ya cuenta con un nuevo edificio para atender vuelos internacionales y Medellín sigue siendo fuerte en el departamento que más exporta en Colombia.
Eso sin contar los cientos de miles de millones de dólares que están invirtiendo empresas canadienses en Colombia para la producción de marihuana y sus derivados, otro negocio al que pronostican crecimientos importantes en los próximos años.
Hay otras señales positivas. Según el Índice de Desempeño Logístico que realiza el Banco Mundial, Colombia avanzó 36 puestos entre 2016 y 2018. Ahora el país ocupa el puesto 56. En el ítem de infraestructura, uno de los 4 que se tienen en cuenta para este ranking, el Banco destaca un avance del puesto 129 al 72, lo que es valioso pero insuficiente frente a lo que necesita el país.
El némesis
De la expectativa a la realidad hay un gran paso.
Estos son los retos que es necesario mejorar antes de pensar y soñar que Bogotá se puede convertir en un hub logístico regional.
El presidente de Avianca, Hernán Rincón, dijo hace unos días durante el foro Aviation Day, que se realizó en Bogotá, que es necesario mejorar la operación en los aeropuertos de Colombia, pues solo 6 o 7 funcionan las 24 horas. Rincón dijo que se puede crecer mucho más pero que se necesita reducir los impuestos y las trabas que afectan el nivel de servicio.
En respuesta a esa solicitud, la ministra de Transporte, Ángela María Orozco, que también hizo parte de uno de los foros, ‘aterrizó’ a la audiencia al explicar que por el momento era imposible pensar en una reducción de tasas o impuestos, pero que se podía trabajar en reducir las barreras y trabas.
Uno de los asistentes al foro dijo que la posición del Gobierno era miope en el sentido que más pasajeros y carga que entren al mercado por cuenta de mejores precios iban a contribuir a mejorar el recaudo que haría posible la ampliación de más infraestructura física. A la larga, se trata de una falta de visión; prueba de ello son los desarrollos que se hacen en China, en donde pulula el olfato para los negocios y donde se ‘inventan’ las tendencias que el mundo acoge después.
Pero no solo es un tema filosófico o de visión. Es necesario mejorar en el menor tiempo posible los procesos de control e inspección y estandarizar las tecnologías que utiliza la aduana colombiana.
Así mismo, para Ibarra, es urgente extender los beneficios tributarios que tienen los puertos marítimos a los aeropuertos, para que de esta manera se puedan atraer nuevas inversiones.
“Lo que se necesita es generar nuevos impuestos con nuevos negocios”, dijo hace unos días este consultor.
Por el lado del gobierno nacional, se requiere un norte sobre el futuro del segundo aeropuerto en Bogotá, una tercera pista o la ampliación de la terminal actual. La demora injustificada en este tipo de decisiones aleja toda posibilidad o potencial para convertir a Bogotá en un hub de talla mundial.
Por último, se necesita ajustar la legislación aduanera a las nuevas realidades y necesidades del comercio mundial y al e-commerce.
Pero no son las inversiones en edificios, tecnología o cambios regulatorios. Debe ser una prioridad volver la mirada a Asia y China. Hace unas semanas se realizó una feria internacional de importación en China; en donde participaron todos los países de América Latina, menos Colombia. Y eso que los gastos del stand corrían por cuenta del gobierno chino.
Jaime Suárez, director ejecutivo de la Cámara Colombo-China de Inversión y Comercio, dijo que trabaja para que en una segunda versión el país pueda estar en esta feria. “Es necesario que Colombia diversifique su oferta exportadora. En la actualidad, se exporta café, flores, licores y ropa interior, pero las necesidades de China son gigantes”, explicó.
Suárez dijo que es necesario que más empresas colombianas empiecen a vender a través de plataformas de internet en China. Leonisa es una de las pocas compañías que ya venden en el marketplace de ese país.
Ojalá no todo se quede en potencial y alguien aterrice esta oportunidad. Bogotá y el país tienen como sacarle provecho a esta guerra .
El camino es la web
Aunque la guerra comercial ha hecho mucho daño al comercio de las dos mayores potencias mundiales, continúan vigentes algunas ventajas que países como Colombia pueden aprovechar ‘de taquito’.
Las plataformas como Aliexpress.com y Wish continúan exportando sus productos a Estados Unidos con cero arancel. Así mismo, los paquetes por debajo de US$800 ingresan (a los dos países) libre de impuestos (duty-free), eso sin hablar que está el E-packet program: un acuerdo entre el servicio postal de Estados Unidos y el China Post para la reducción de las tarifas de paquetes cuyo peso no supere los 2 kilos. Así mismo, algunos exportadores chinos ya están empaquetando en zonas francas canadienses, para que esos bienes que entran luego a Estados Unidos lleguen con origen canadiense (está el caso de la marca de ropa GAP).
El futuro de la industria aérea
Según la Iata, la industria de la aviación aumentará su participación en el crecimiento de la economía de Colombia en los próximos años. Según datos entregados a este medio por Peter Cerdà, vicepresidente para las Américas de la Iata, la aviación contribuye hoy con más de US$7.500 millones al PIB del país y genera unos 600.000 empleos, la mayoría de ellos, unos 432.000, en actividades de turismo.
“Colombia es el tercer país mejor conectado (por vía aérea) de América Latina, detrás de México y Brasil y su conectividad aérea ha aumentado 34% en los últimos 5 años, y aunque está en línea con el promedio mundial, aún se encuentra lejos del crecimiento experimentado en países como México (70%), Panamá (58%) y Perú (51%)”, explicó Cerdà.
La Iata fue clara al explicar que es necesario trabajar en la reducción de impuestos y tasas, así como en la ampliación de la capacidad física instalada para no perder el potencial de crecimiento. La proyección más optimista es que en 2037 se muevan por los aeropuertos del país 157 millones de pasajeros, se generen US$40.000 millones al PIB y el número de empleos de la industria llegue a 2,4 millones. Aunque la Iata no hace una valoración específica en tema de carga aérea, sí dice que “la conectividad aérea es importante para las ciudades y empresas que compiten para atraer inversión extranjera directa. Por ejemplo, para las empresas multinacionales que buscan establecer una sede regional en una ciudad de América Latina, es importante tener en cuenta la capacidad de servir al resto de la región desde un solo centro, con la amplitud y profundidad de una red de rutas que permita viajes cortos de ida y vuelta en un mismo día y una buena oferta de vuelos diarios a destinos más distantes”, concluye la Iata. Ese es el camino.
Fuente: dinero.com